Avances recientes en el tratamiento de la hidrosadenitis (golondrinos)

 


La hidrosadenitis supurativa (HS) es una enfermedad crónica de la piel que causa mucho más que un impacto físico en quienes la padecen. Este trastorno, caracterizado por la aparición de nódulos dolorosos, abscesos y, en ocasiones, trayectos fistulosos, afecta significativamente la calidad de vida de los pacientes. En los últimos años, ha habido avances notables en la comprensión de su origen y el tratamiento de la HS, lo que ha abierto nuevas vías para su manejo clínico. En este artículo dermatólogos del Hospital Ruber Internacional y de la Clínica Dermatológica Internacional hemos revisado lo último sobre esta enfermedad.

Entendiendo la causa de la hidrosadenitis

La HS se desencadena por una combinación de oclusión del folículo y alteración inmune. La oclusión de los folículos pilosos y la inflamación subsiguiente juegan un papel crucial en el desarrollo de la enfermedad. El crecimiento de las células de la epidermis causada por una regulación anormal del sistema inmune conduce a la formación de quistes. Estos quistes, al romperse, liberan queratina y bacterias en la dermis, produciendo una liberación de determinadas sustancias que desencadenan una inflamación local.

Diagnóstico de la hidrosadenitis

El diagnóstico de la HS se basa en la caracterización y distribución de las lesiones, así como en la cronicidad y recurrencia de los síntomas. La morfología de las lesiones de la HS incluye pápulas, nódulos, abscesos, trayectos sinusales, fístulas y cicatrices. Estas lesiones persisten durante al menos tres meses y se distribuyen típicamente en regiones axilares, inframamarias, inguinales, perineales y glúteas.

El sistema de estadificación de Hurley es comúnmente utilizado para determinar la gravedad de la HS. El Hurley etapa I indica una enfermedad leve, mientras que las etapas II y III representan formas moderadas y graves de la enfermedad, respectivamente. La escala visual analógica para el dolor y el Índice de Calidad de Vida Dermatológica pueden ayudar a evaluar el impacto de la enfermedad en la vida diaria. Además, la ecografía ha surgido como una técnica diagnóstica efectiva para identificar trayectos fistulosos y signos de inflamación activa.

Nuevos Tratamientos

El manejo médico apropiado de la hidrosadenitis depende de la gravedad de la enfermedad. Mientras que las terapias tópicas y la depilación laser pueden ser suficientes para casos leves, la terapia sistémica con antibióticos orales (doxiciclina, clindamicina y rifampicina) e inyecciones de corticoides pueden ser necesarios para enfermedades más graves.

La cirugía se utiliza en muchos casos de hidrosadenitis. En ocasiones se extirpa tejido para exponer las fístulas. La extirpación quirúrgica es una opción para las personas con síntomas persistentes o graves. Consiste en extirpar toda la piel afectada. A veces utilizamos laser CO2 para eliminar las lesiones superficiales.

Las medidas complementarias a estos tratamientos consisten en mantener una buena higiene de la piel, minimizar los traumatismos, proporcionar soporte psicológico y evitar una dieta con alta carga glucémica.

En casos de HS moderada a grave o resistentes a los tratamientos anteriores, las terapias inmunomoduladoras dirigidas están ganando terreno. Se han utilizado fármacos biológicos como el adalimumab e infliximab para controlar los brotes. Recientemente se ha demostrado que el secukinumab, un anticuerpo monoclonal humano que se dirige a IL-17A, es eficaz en el tratamiento de la hidrosadenitis moderada a grave. Los resultados de 2 ensayos mostraron que una proporción significativa de pacientes tratados con secukinumab alcanzó una reducción del 50% en el número de nódulos inflamatorios. Otros fármacos como el bimekizumab también parecen ser efectivos en esta enfermedad, por lo que se abre una ventana terapéutica amplia muy interesante para pacientes que sufren esta invalidante enfermedad.

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