6 REALIDADES QUE DEBES SABER SOBRE EL CORONAVIRUS
Estos días hemos visto en nuestra
clínica muchos pacientes angustiados por la posible pandemia por el
Coronavirus. Vemos que hay mucha información que no es real y una excesiva
preocupación ante este nuevo virus. Aunque la infección no tiene afectación en
la piel, el Dr. Alejandro Martín Gorgojo, y yo queríamos dar una serie de datos
científicos en relación a esta infección.
1) ¿Qué son los Coronavirus?
Se descubrieron por primera vez
en los años 1960 como unos de los microorganismos que con más frecuencia
producen el resfriado común. En el año 2003 se descubrió el que producía el
SARS (coronavirus productor del síndrome respiratorio agudo grave) y en los años
siguientes se han descubierto algunos otros, como el MERS-CoV (coronavirus
productor del síndrome respiratorio de oriente medio).
Podríamos decir que, si bien con
algunas diferencias, el coronavirus SARS tiene parentesco claro con el actual
nCoV-19 (nuevo coronavirus del año 2019 o COVID-19, descubierto por primera vez
en un mercado de animales vivos de Wuhan, China).
2) ¿Cómo se transmite el
COVID-19?
El coronavirus se transmite
principalmente por dos vías:
- Hablar o recibir la saliva que
se expulsa a través de la tos o estornudos de una persona infectada que se
encuentre a menos de 1 metro, distancia necesaria para que estas gotas de
Pflügge alcancen las mucosas oral, nasal o conjuntival. (Es importante saber
que estas gotas no permanecen suspendidas en el aire, sino que se depositan
rápidamente, por lo que solo permiten la transmisión a una distancia de algo
menos de 1 metro.)
- Tener contacto directo de las
mucosas con las secreciones respiratorias o fecales de una persona infectada o,
de forma indirecta, a través de las manos u objetos recientemente contaminados
(por ejemplo, llevarse las manos a la cara -ojos, nariz o boca- tras haber
tocado una superficie en la que recientemente ha tosido un paciente).
En ese sentido, por ejemplo, se
sabe de manera inequívoca que las personas que reciben cartas o paquetes de
China no corren riesgo de contraer el nuevo coronavirus. Gracias a estudios
realizados hace años, sabemos que los coronavirus no sobreviven mucho tiempo en
objetos como las cartas y los paquetes.
3) ¿Cuáles son las medidas de
prevención actualmente más efectivas?
Las fundamentales:
- Lavar manos frecuentemente (con
agua y jabón, o con una solución hidroalcohólica en su defecto) y seguir
medidas generales de higiene.
- Cubrir la boca y nariz con un
pañuelo o con el hueco del codo flexionado al toser o estornudar. Seguidamente,
tirar el pañuelo y lavar las manos.
- Evitar contacto estrecho
innecesario (a menos de 1 metro de distancia, lo que incluye también apretones
de manos y besos), sobre todo con personas que puedan tener fiebre, tos,
estornudos u otros síntomas respiratorios.
- Evitar consumir productos
animales crudos o poco cocinados.
- Seguir normas de higiene
similares a las previamente descritas en caso de estar en un mercado de
animales vivos o con productos animales.
Las aconsejables:
- Si se confirma algún caso en
nuestro entorno y quiere hacerse alguna medida para la prevención de procesos
como la gripe, limpieza de superficies y materiales con un detergente neutro,
seguida por una desinfección con agentes habituales como son: lejía diluida (o
alcohol etílico o isopropílico al 70% para superficies metálicas, de madera o
delicadas, para las que la lejía no resulta aplicable).
- Por sentido común, de cara a
evitar la mayor probabilidad de exposición, se recomienda evitar aglomeraciones
y reuniones en lugares cerrados en los que potencialmente haya afectados.
4) ¿Son necesarias las
mascarillas?
- El uso de mascarillas
corrientes sirve fundamentalmente para disminuir que una persona afectada pueda
pasar la infección a otra.
La única utilidad que podrían
tener como medida preventiva en personas sanas es disminuir las veces que las
manos sucias puedan entrar en contacto con la nariz y la boca.
- Las mascarillas que pueden
prevenir el contagio de coronavirus y que ya llegan a presentar más garantías
son las recomendadas por las autoridades sanitarias son las que incluyen
respirador. Estos modelos son conocidos como FFP (filtering face piece) y
tienen distintos tipos de filtración. Las de tipo FFP2 bloquean un 92% de las
gotitas de Pflügge y las FFP3 un 98%). A diferencia de las quirúrgicas, este
tipo de mascarillas filtran las partículas y agentes patógenos del aire al
interior, por lo que sí servirían para evitar el contagio. No obstante, al ser
más recias e incómodas para los usuarios, pueden ser inconvenientes para
personas con problemas respiratorios. Estas mascarillas no son reutilizables si
se ha entrado en contacto previo con alguna persona infectada. Actualmente solo
se recomendarían a profesionales sanitarios en contacto estrecho con pacientes
afectados.
Por los motivos anteriormente
expuestos, internacionalmente se desaconseja el uso indiscriminado de
mascarillas. También tiene sentido evitarlo para: por una parte, reservarlas
para circunstancias en que realmente sean útiles y, por otra parte, no
contribuir a las situaciones de oportunismo y abuso que está habiendo en
algunas plataformas de comercio on-line donde se venden por 1000 euros.
5) ¿Qué hacer en caso de tener
síntomas respiratorios y/o fiebre y haber estado en algún lugar con casos del
nuevo coronavirus o haber tenido contacto con alguna persona afectada por este?
Se aconseja contactar telefónicamente
con los servicios de salud (en caso de no tener un contacto de referencia, en
España puede consultarse con el 112 para saber cómo proceder).
6) ¿Hemos de estar preocupados
con ello?
Parafraseando a Stephen Covey,
“uno solo puede tomar control de aquello que puede controlar”. Esta situación
no la podemos controlar como individuos, por lo que cabe ser prudente sin caer
en el alarmismo. Es cierto que existe desinformación creciente, de la que más
de un individuo o empresa puede sacar un rédito económico.
Si finalmente se declara el
proceso por la Organización Mundial de la Salud como una pandemia con
recomendaciones comunitarias, las medidas deberán ser proporcionales a la
gravedad del problema, que hasta ahora no se ha presentado como especialmente
preocupante. Recordemos que, conceptualmente, la pandemia es definida por la
OMS como la propagación mundial de una nueva enfermedad que salta continentes y
se extiende a muchos países. Ni más ni menos. El número de casos nuevos en
China parece empezar a decaer. El rápido crecimiento de casos en Italia es
previsible que acabe también cediendo. España tiene actualmente pocos casos,
pero con seguridad se reportarán más en los próximos días.
En este sentido, nadie puede
afirmar de forma taxativa cuál será la evolución epidemiológica del nuevo
coronavirus en nuestro país. Si atendemos a la que tuvo el coronavirus SARS en
2003, la curva epidémica mostró un rápido crecimiento de casos y una posterior
bajada clara hasta la práctica desaparición de nuevos casos a finales de la
primavera o principios de verano.
Tampoco habrá quien se aventure a
predecir cuál será inequívocamente el comportamiento biológico y cambios del
virus. Lo que sucedió en 2003 con el coronavirus SARS es que este mutó
adaptándose de forma más benigna al ser humano, generando menos síntomas y muy
baja letalidad.
El COVID-19 o nuevo coronavirus
tiene, de cualquier modo, un comportamiento de entrada más “benigno”, siendo
más de un 80% de los casos leves. Su mortalidad varía entre < 1 % en Europa y,
en general, de no más del 3% en otros países. Además, la gravedad se concentra
en personas de edades avanzadas y con comorbilidades o enfermedades crónicas de
base que los hacen particularmente susceptibles. Así pues, si comparamos el
nuevo coronavirus con otras infecciones a las que actualmente no se les presta
absolutamente ninguna atención mediática (gripe, ébola, dengue, Zika…), es
fácil entender cómo no es muy constructivo ni adecuado caer en el alarmismo.
En esta web pueden encontrarse
(falsos) mitos y bulos sobre el nuevo coronavirus, claramente desmentidos:
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