Elegancia Francesa

Este verano he estado con mi familia en el sur de Francia, alrededor de Biarritz, y me ha sorprendido la elegancia de la mujer francesa a la hora de envejecer. Acostumbrado a contemplar labios excesivos, pómulos prominentes y caras "cortadas" con el mismo patrón, me ha sorprendido la discreción de los resultados de todas las técnicas de rejuvenecimiento en la mujer francesa. Sí existía un elemento común: la piel, a pesar de los años, estaba muy cuidada, sin manchas, delatando una muy buena fotoprotección solar.

Las mujeres francesas gastan en el cuidado de la piel más que las españolas, las alemanas y las inglesas juntas. Y se nota. No me refiero a actrices como Juliette Binoche, de 46 años de edad, o políticas como Ségolène Royal, de 56 años, o superestrellas como Catherine Deneuve, de 66. Me refiero a la elegancia de la mujer francesa media.

Es interesante que una conocida política francesa haya dicho hace poco que "las mujeres cuando somos jóvenes queremos ponernos guapas para que nos quieran; pero a medida que envejecemos queremos ser queridas para poder estar guapas." Por ello el refranero español recomienda como medida antiaging, como dijimos en un post anterior, "poco plato, mucho trato y mucho zapato."

Los dermatólogos tenemos una importante responsabilidad en ayudar a envejecer a nuestros pacientes con elegancia y discreción. La clave está en aplicar las técnicas más innovadoras de rejuvenecimiento sin cirugía de una forma científica, armónica y prudente. No fiarse de las modas, y nunca intentar conseguir resultados espectaculares. El médico debe tener sentido estético pero sobre todo sentido común.

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