La cortisona: una gran maltratada

Diariamente en la consulta oímos a nuestros pacientes decir que no quieren ningún tratamiento que tenga cortisona ya que tiene muchos efectos secundarios. La frase suele ser “no soy partidario de la cortisona”.

Es cierto que los corticoides son un grupo de fármacos que administrados a dosis altas o mucho tiempo pueden aumentar el azúcar de la sangre, hacer más finos nuestros huesos, retener líquidos, producir molestias abdominales, etc. Pero a veces no nos damos cuenta de la cantidad de efectos beneficiosos que tienen los corticoides y a cuantos pacientes les ha curado o aliviado este fármaco.

En primer lugar y para los amantes de la medicina natural, decir que la cortisona se extrajo, en sus orígenes, de una planta. Los corticoides llevan utilizándose en medicina, y en dermatología, más de 50 años. Los dermatólogos la usamos a dosis bajas y en la mayoría de los casos durante cortos períodos de tiempo. De esta forma los efectos secundarios son mínimos. Pero nos ayudan a controlar y a veces a curar enfermedades como las dermatitis, las alergias, el liquen, las picaduras, las enfermedades ampollosas e inmunológicas, etc. Es sorprendente que un fármaco que mejora tanto la calidad de vida de nuestros pacientes tenga tan mala reputación.

Bien es cierto que los corticoides pueden tener efectos secundarios incluso en forma de cremas. Todas las semanas vemos en nuestra consulta por lo menos 5 pacientes con rosáceas en cara (granitos alrededor de la boca y nariz) secundarias al uso de cremas con cortisona. Además su uso muy frecuente en crema puede producir estrías y venitas en la piel.

En conclusión, los corticoides, usados de forma prudente a dosis bajas y durante cortos periodos de tiempo, es un tratamiento eficaz y seguro para un gran número de enfermedades, no sólo de la piel, sino de todo nuestro organismo.

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