Botox: Preguntas y respuestas

A continuación respondemos a algunas de las preguntas que nuestros pacientes nos hacen con frecuencia en nuestra consulta

¿Puedo ser alérgico al Botox?

Hasta el momento no se han descrito casos de pacientes alérgicos al botox, por lo que se considera un tratamiento muy seguro.


¿Puede ser que el Botox no me haga efecto?

Se han descrito casos de pacientes que han desarrollado anticuerpos a esta proteina, pero sólo en casos del empleo en altas dosis, como en neurología o rehabilitación. En estética se emplean dosis mínimas por lo que la aparición de anticuerpos es excepcional. En nuestra experiencia cuando un paciente dice que el botox ya no le hace efecto, si aumentamos un poco la dosis vemos que el botox sí funciona. No nos hemos encontrado a ninguna persona que sea resistente al botox.

¿A que edad se consiguen mejores resultados con Botox?

En general cuanto más joven es el paciente los resultados son mejores. Los pacientes entre los 20 y los 40 años tiene una piel fina y lisa, y no tiene flaccidez, por lo que los resultados son muy buenos. En persona de más de 50 o 60 años la piel es más gruesa y existe flaccidez, por lo que los resultados no son tan espectaculares.

¿Cuándo debería empezar a inyectarme botox?

No depende de la edad sino de las características anatómicas de cada persona. Hay jóvenes de 25 años que tienen un entrecejo muy marcado y que mejorarían mucho con Botox. Sin embargo hay personas de 60 años que no tienen entrecejo, por lo que no les interesaría ponerse Botox. Por tanto la edad de comienzo depende de la “fuerza” de los músculos de la cara.

¿Cuándo deje de ponerme Botox me arrugaré más?

No. Este es un mito frecuente que se comenta en relación al Botox y es completamente falso. Lo cierto es que el efecto del Botox va desapareciendo progresivamente a lo largo de los meses y la contracción muscular, y por consiguiente las arrugas, vuelven. Pero nunca las arrugas aumentan. De hecho con el Botox se produce una “educación” de los músculos faciales. Por ejemplo tenemos pacientes que tras inyectarse botox durante años han pasado de tener un entrecejo muy marcado, a tener la zona relajada incluso cuando el efecto del botox ya está desapareciendo.

¿En qué consiste la técnica del Botox?

La toxina botulínica se aplica mediante inyección, produciendo una relajación del músculo donde es inyectado. No deja cicatrices ni produce inflamación alguna. El dolor es mínimo. No es necesario anestesia. Los efectos se notan a los 4-5 días.

¿Es seguro el Botox?

Sí. La toxina botulínica se ha empleado desde hace más de 25 años para el tratamiento de alteraciones oftalmológicas y neurológicas con gran seguridad y eficacia. Actualmente millones de personas realizan este tratamiento con fines estéticos. Hoy Botox es uno de los fármacos más seguros de los que utilizamos los médicos en nuestras consultas. Se podría multiplicar la dosis que utilizamos en estética por 20 y no tendríamos ningún efecto peligroso para el organismo.

Las posibles complicaciones derivan de una mala técnica del médico. La infiltración no requiere preparación ni importantes cuidados posteriores. Sin embargo requiere mucha precisión y técnica porque si se relajan músculos con la toxina botulínica de forma inadecuada, el resultado puede ser una alteración no sólo estética, sino funcional.

¿Por que utilizamos técnica de rejuvenecimiento temporales?

En ocasiones nuestros pacientes nos preguntan por qué no utilizamos rellenos permanentes para evitar el tener que acudir periódicamente a la consulta. Sin embargo nos gusta usar técnicas como el ácido hialurónico, que dura de 6 a 10 meses, o el botox, que dura de 3 a 6 meses. Las razones son varias.

En primer lugar el envejecimiento es un proceso dinámico y lo que hoy puede quedar fenomenal, quizá dentro de 4 años, con los cambios que se producen en la cara, no queda bien. Por ello el uso de técnicas temporales NOS PERMITE AJUSTAR EL TRATAMIENTO A LA SITUACION ESTETICA DEL PACIENTE.

En segundo lugar está la seguridad: las técnicas permanentes pueden dar lugar a complicaciones permanentes. El ácido hialurónico se ha demostrado que desaparece gradualmente de nuestra piel, reabsorbiéndose de forma natural.

En tercer lugar está el resultado NATURAL de la expresión: con técnicas temporales es más fácil conseguir un resultado natural. Con técnicas permanentes el resultado final es más impredecible.
Y por último está la tranquilidad que tiene el paciente de que si no le gusta el resultado, su efecto va a desaparecer en un breve espacio de tiempo.

Por ello recomendamos a nuestros lectores que por seguridad, naturalidad y tranquilidad, siempre utilicen técnicas reabsorbibles.


Quiero hacerme algún tratamiento para rejuvenecer pero me espantan las caras artificiales que veo constantemente. ¿A qué se deben esas caras?

El principal responsable solemos ser los médicos. Debemos saber decir que no a determinados pacientes. Debemos saber parar. También es imprescindible la prudencia a la hora de lanzarnos a probar nuevos rellenos, toxinas botulínicas o láseres. No debemos dejarnos presionar por la industria que en ocasiones nos prometen novedosas y efectivas técnicas que luego resultan que no lo son. Debemos basarnos en la prudencia y el rigor científico de los ensayos clínicos bien realizados.

También los medios de comunicación deben de saber que muchas veces debemos de huir de lo último. A los medios siempre le gusta escribir sobre lo último, pero en esta área la medicina científica no puede ofrecer un titular todos los meses. De hecho hoy la base y el futuro próximo del rejuvenecimiento facial se basa en el uso de la toxina botulínica, que lleva más de 25 años en el mercado, y el ácido hialurónico, que llevamos utilizándolo más de 12 años.

Y por último los pacientes deben de saber que la batalla contra el envejecimiento la tenemos perdida desde el nacimiento. Y esta batalla puede en ocasiones ser fuente de mucho estrés e infelicidad. Por ello debemos aprender a considerar el envejecimiento como algo verdaderamente natural.


Uno de los capítulos de su anterior libro “No te arrugues” comienza con la cita de la Condesa de Blessington que dice: “El mejor cosmético para la belleza es la felicidad” ¿Está de acuerdo? ¿Qué hay de cierto en esta frase?

No hay duda de que la felicidad es un gran ingrediente para poder ser atractivo. Pero desgraciadamente en nuestra sociedad la ausencia de belleza se ha convertido en ocasiones en una fuente de infelicidad.

Pero el culto a la belleza no es nuevo. De hecho Aristóteles, en un ejemplo del elitismo griego, decía que “es muy difícil ser feliz si eres feo.”

Parece que estamos programados biológicamente para sentirnos atraídos por la belleza. Existen estudios que demuestran que un bebé, que todavía no ha tenido influencias sociales, mantiene más la mirada antes personas atractivas. Y otros estudios han confirmado que distintas culturas y sociedad valoran la belleza de una forma similar. Hoy la gente se conmueve de una forma similar al contemplar la escultura de Nefertiti (que significa “la bella ha llegado”) que hace cientos de años.

Pero debe existir un equilibrio entre esa búsqueda de la belleza y el sentido común. Y aquí es donde los dermatólogos debemos de ayudar y educar a nuestros pacientes a utilizar las nuevas técnicas dermocosméticas de una forma natural y saludable.

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