UNA NUEVA ENFERMEDAD PRODUCIDA POR LAS REDES SOCIALES
Hace unas semanas vino a mi consulta una chica de 19 años
con su madre para mejorar las cicatrices de acné. Esto no tiene nada de
particular. Pero lo curioso es que la chica me enseñó en su móvil una foto de
cómo quería quedar. Se había realizado un selfie y había aplicado un filtro de
forma que su piel aparecía lisa y luminosa, sin rastro de cicatrices. Yo la
expliqué que con el láser fraccionado y con inyecciones de ácido hialurónico
podríamos mejorar las cicatrices, pero nunca llegaríamos a conseguir el
resultado que ella mostraba en la foto. La paciente no quedó muy convencida…
Primero empezaron los selfies. Luego los selfies con el
stick o palo para que salieran mejor. Y posteriormente se empezaron a usar los
filtros. Y ahora un grupo de médicos y cirujanos plásticos publican en la
revista JAMA un interesante artículo describiendo una nueva enfermedad:
“Dismorfia de Snapchat”
Este tipo de dismorfia es una tendencia que empezamos a ver
en nuestras consultas y consiste en pacientes que quieren que el resultado
después de realizar técnicas de dermatología estética sea el mismo que el
resultado de su selfie más el filtro.
Se trata de una preocupante tendencia que se encuentra entre
la realidad y la fantasía. El paciente a veces no entiende que la medicina
moderna no puede conseguir los resultados de los “filtros”. Hay aplicaciones
como FACETUNE que consigue eliminar tus arrugas, manchas y rojeces de tu piel, quitar un
lunar o una cicatriz de tu piel o blanquear tus dientes de forma sorprendente.
Y el paciente va a la consulta para que el profesional intente conseguir un
resultado similar al conseguido con la aplicación como el caso que os he
comentado.
En el estudio de JAMA los autores analizan el efecto de
estas aplicaciones o filtros en adolescentes mujeres y demuestran que las
adolescentes que usan estos filtros como Facetune o Snapchat desarrollan una
preocupación excesiva en su imagen corporal y su peso. Este cuadro se engloba
dentro de las alteraciones psiquiátricas obsesivas compulsivas. En personas con
estas tendencias psicológicas el uso de estos filtros puede ser muy
perjudicial. Y al final estas personas acaban en la consulta del dermatólogo o
cirujano plástico con fotos de ellas mismas con una piel más lisa, unos labios
mayores o una nariz más fina. Esta alarmante tendencia que limita la realidad
con la fantasía hace que muchos adolescentes tengan una preocupación excesiva
por su físico y empiecen a realizarse técnicas estéticas de forma precoz y
muchas veces innecesaria.
Este estudio demuestra que en ocasiones los jóvenes no
distinguen la vida real de la vida virtual de las redes sociales. Hay un
estudio publicado el año pasado donde se demuestra que las personas que pasan
mucho tiempo en redes sociales tienen más tendencia a sentirse solos que los
que usan estas redes de forma ocasional.
Otro estudio también demuestra que el uso de estas redes
sociales puede producir ansiedad excesiva en adolescentes.
Nunca hemos tenido una imagen de nosotros mismos tan
detallada como en la era de los móviles. Sabemos mejor que nunca cuales son
nuestras imperfecciones físicas. Obsesionarnos con acercarnos al ideal de
belleza sólo nos puede traer infelicidad. Por ello creo que hay dos mensajes
que pueden derivarse de este post. Por un lado los médicos debemos tener
sabiduría y honestidad para manejar a estos “millenials” que empiezan a
abarrotar las consultas de estética. Y por otro lado, debemos aconsejar moderación
en el uso de estos filtros, sobre todo en adolescentes con tendencias
excesivamente “perfeccionistas”.
www.clinicadermatologicainternacional.com
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